Un loiolatarra de nacimiento, abanderado en unas olimpiadas. Zorionak Jon eta aurrera!!!
SANTACANA, O LA LUCHA INCANSABLE CONTRA LA ADVERSIDAD
Sus ojos, visiblemente brillantes por culpa de la emoción, reciben con orgullo la noticia de que será el abanderado de la delegación paralímpica en Sochi 2014. Su voz, más serena cuando asume la noticia, denota la alegría por portar de nuevo el estandarte en la ceremonia inaugural el próximo día 7. Su semblante, relajado en los agradecimientos, se apaga cuando recuerda la pesadilla en la que se convirtieron sus últimos seis meses, desde que en Australia serompiera el tendón de Aquiles. «Superación» es una palabra vacía cuando se trata de Jon Santacana (Guipúzcoa, 1980), un deportista mayúsculo que afronta su cuarta cita paralímpica con una medalla ya en el bolsillo: «En septiembre, cuando me rompí en un calentamiento fuera de pista ni soñaba con estar aquí. Pero Guillermo -su fisioterapeuta- hizo un gran trabajo y este es el triunfo: estar a punto de ir para Sochi. Todo lo que venga a partir de ahora es disfrutar», afirma tajante para ABC en la despedida del equipo español, que contó con la presencia y el apoyo de la Infanta Elena.
Curtido en mil batallas, la suya ha sido una cruzada contra la adversidad de una lesión que, por norma, supone siete u ocho meses de baja para los mortales. Santacana apenas tardó cuatro en volver a calzarse los esquíes. «Costó. En la primera bajada tuve que parar tres o cuatro veces porque no podía soportar la presión de la bota». Sin embargo, desde ese dolor forjó dos terceros puestos y un segundo en la Copa del Mundo celebrada hace unos días en Tarvisio (Italia).
Aprendió a levantarse de cada caída desde que sus padres lo empujaran hacia las montañas a pesar -o quizá por ello- de una enfermedad genética que lo limita visualmente desde los ocho años. «La sensación de bajar por la nieve me encantó», reconoce, a la vez que confirma que el miedo nunca se va. «Hay que luchar contra él, pero esa sensación de vértigo es la que me engancha», y por la que se atreve a deslizarse a más de cien kilómetros por hora a través de otros ojos, los de Miguel Galindo, su guía desde hace doce años. «La confianza y la complicidad es total dentro y fuera de la pista. De otra manera sería imposible que se lanzara a esas velocidades», confirma el oscense.
Seis medallas paralímpicas
Santacana tenía ya tres medallas (un oro y dos bronces) de Salt Lake City 2002 pocos meses antes de formar pareja con Galindo, con quien subió de nuevo al podio en Vancouver 2010 (un oro y dos platas). Juntos han disfrutado de los mejores momentos, y también de los peores. Como la fractura de tibia y peroné que sufrió el vasco a dos meses de Turín 2006.
Otra batalla ganada a la fatalidad de la que salieron fortalecidos y con la que demostraron que cuando parece que ya no es posible, todavía se puede ir más allá. «Paso a paso se llega muy lejos», repite como un mantra Santacana. Ese camino les lleva ahora a Sochi, despejada la pesadilla del tendón de Aquiles y reconvertida en una realidad de bandera española, de reto de «volver a estar entre los mejores» y de, quizá, el sueño de su séptimo metal.
Laura Marta, ABC, 03-03-2014
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