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LOS RECORTES LLEGAN AL PARQUE DE AMETZAGAINA
Situado entre los barrios de Intxaurrondo, Loiola y Martutene, el parque de Ametzagaña cuenta con una extensión de 27 hectáreas para disfrute de la ciudadanía. Es uno de los espacios verdes más amplios de la ciudad por detrás de Igeldo y Ulía. Anteriormente ocupado por los escombros de la intervención de Garbera, huertas clandestinas y zonas arbóreas, el trabajo realizado durante años permitió que la ciudad cuente ahora con uno de los mayores legados ambientales. Su falta de mantenimiento tras su rimbombante inauguración en la pasada legislatura ha hecho saltar las alarmas de quienes pasean a diario por el mismo. Exigen responsabilidad al Ayuntamiento. Entre sus quejas, figuran los destrozos en las instalaciones causadas por el vandalismo, la presencia de restos de vidrios y la falta de poda.
Quien acude actualmente al parque de Ametzagaña lo primero que se pregunta es dónde están los carteles que informan de las especies vegetales allí plantadas. En efecto, están por los suelos. Salta a la vista también el estado de abandono de las plantas, si bien es cierto que la abundancia de lluvias y vientos fuertes en las últimas semanas no contribuyen a mejorarlo. La tercera parada nos salta a la vista con una falta de poda. Así, las ramas secas se aprecian en árboles y arbustos, con no pocas desparramadas por el suelo. Se aprecian también un buen número de árboles caídos en zonas de difícil acceso y alguno próximo a los caminos de paso de los peatones. La aparición de graffitis y destrozos en la zona de juegos infantiles tienen indignados a los vecinos. Así, en la zona de columpios próxima a Sagastieder, hay barandillas de madera rotas que ponen en riesgo la seguridad de los niños.
José Manuel Hernández es uno de los ciudadanos que prácticamente a diario pasea por este parque. Sale con su perro, un precioso pastor alemán, al que puede soltar en Ametzagaña, al ser éste uno de los parques que lo permite la nueva normativa. Nos citamos con él en el mirador, en la zona oeste del parque, desde el que tenemos una perspectiva diferente de San Sebastián a la que estamos habituados. El cuartel de Loiola queda a nuestros pies, Amara algo más lejos y la isla Santa Clara en el horizonte. Recorremos el parque con este vecino. Se une Avelina, otra vecina de Altza que también ha hecho llegar sus quejas a este periódico. Caminamos hasta la cima de Ametzagaña en donde está el fuerte utilizado como defensa de la ciudad durante las guerras carlistas (en torno a 1835). Los trabajos de recuperación de este recinto amurallado consiguieron crear un jardín interior, al que se accede por dos puertas por pasarelas. El interior del fuerte está distribuido en terrazas en las que se localizan especies arbóreas que «no han sido retocadas desde hace meses», dice José Manuel. La abundante vegetación que cubre la muralla es prueba irrefutable de que los recortes en mantenimiento han castigado a este parque. «Si se deja crecer la vegetación sin ponerle freno, luego costará mucho retirarla», añade este experto en la materia ya que trabajó durante años como jardinero.
La inversión desarrollada en el parque de Ametzagaña fue alta. El Ayuntamiento gastó más de 8 millones de euros en acondicionar esta vasta zona verde a lo que hubo que sumar otros 3 millones en las expropiaciones de los terrenos del parque.
Primer asentamiento
Seguimos recorriendo la red de caminos que existe tanto en la zona perimetral como en el interior del parque. Acabamos en la zona de estancia de la parte más elevada desde la que se divisa Intxaurrondo, el nuevo parque de bomberos y Garbera. En la cresta se sitúa el merendero, con mesas y bancos. Los graffitis decoran esta zona. «Esto solo pasa aquí. Tenemos pintadas en un parque en el que descubrieron el que se supone primer asentamiento humano en nuestra ciudad. En otra ciudad le sacarían chispas», advierte Avelina.
No le falta razón. Durante los movimientos de tierra que se desarrollaron al comienzo de las obras, fueron descubiertos restos de lo que, hasta la fecha, sería el primer asentamiento humano en la zona de San Sebastián. En este yacimiento se recuperaron cerca de 2.000 restos de tallas de sílex, lascas, láminas y numerosos útiles. Dicho material pertenece al período Gravetiense, en torno a los 26.000 años de antigüedad. Los trabajos fueron coordinados por la Sociedad de Ciencias Aranzadi.
Pero poco se anuncia. «No encontramos un cartel en el que se informe de este hecho, así que los turistas que pernoctan en el nuevo albergue de Uba, ubicado en el mismo parque, difícilmente podrán conocer la historia de nuestra ciudad». Lo dice Alberto Núñez, otro vecino de Altza con el que topamos en nuestro camino a la salida del parque que da a Garbera. En esta parte sigue sin rematarse el desprendimiento de la ladera. Este punto del paseo Otxoki fue objeto de un importante corrimiento de tierras a finales de agosto de 2007. En su día se aprobó una primera actuación de urgencia para restablecer el paso de peatones y bicicletas a la espera de un estudio posterior que debería determinar la necesidad o no de una escollera para sujetar el talud y evitar futuros corrimientos de tierras. El muro de piedra se materializó pero falta por rematar la obra.
hectáreas tiene el parque de Ametzagaña, una zona verde entre Intxaurrondo, Loiola y Martutene. Tiene cuatro entradas, desde Intxaurrondo, Loiola, Tuniz Enea y Garbera.
Álvaro Vicente - Diario Vasco 09-03-2013
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