Un automóvil cae al río y tres mujeres perecen ahogadas. Millares de personas asistieron ayer al entierro de las víctimas». Así titulaba DV una información con dos fotografías en la portada de su edición del martes 27 de noviembre de 1951, sobre el «trágico accidente de la noche del domingo», 25.
El suceso impactó mucho tanto por sus consecuencias, tres vidas segadas, como por sus características, aparatosa caída de automóvil al Urumea por el puente de Loiola, y la circunstancia de que las víctimas eran tres coralistas de la Schola Cantorum que aquel día de Santa Cecilia habían deleitado con su trabajo a los demás. No nos entra en esta sección todo lo que publicó el periódico hace sesenta años, pero aquí van los fragmentos fundamentales del texto firmado por Tristán de Easo tal y como lo leyeron los donostiarras entonces.
«Un trágico accidente automovilista ocurrido a primeras horas de la noche del domingo ha llenado de tristeza a varias familias donostiarras. Tres han sido las víctimas que perecieron en el desgraciado caso. Lamentable la escena y las circunstancias que motivaron dicha catástrofe y general condolencia por las tres mujeres que perdieron sus vidas ante los titánicos esfuerzos de las gentes por arrancar sus cuerpos a la muerte».
«Sobre las nueve y media de la noche comenzó a correr por la ciudad la noticia de un accidente ocurrido al coche donde viajan varios miembros de la Schola Cantorum de Nuestra Señora la Virgen del Coro al entrar de Loyola en el puente (...)». «Como todos los años, la Schola Cantorum (...) festejaba el pasado domingo el día de Santa Cecilia, patrona de los músicos». Resumimos: la coral cantó en la Misa Mayor de Santa María y después fue a celebrar un almuerzo de hermandad en el parador San Antonio de Hernani. «A las ocho y media de la noche comenzó el desfile de los componentes de la Schola, haciéndose en grupos y por diversos medios de locomoción. (...) En el Citroen 11 (...) propiedad de don Antonio Odriozola Recio, abogado y vicepresidente del Schola Cantorum, se invitó a subir a distintos componentes, y entre ellos, al maestro director, don Juan Urteaga, a su vez invitado a ocupar otro coche. El maestro Urteaga no montó en el primer vehículo a causa de perder un gemelo de la camisa y tener que pasar por guardarropía (...)».
En el coche accidentado viajaban el propietario, Antonio Odriozola, que conducía, el matrimonio formado por Magdalena Arrizabalaga y Vicente Garbayo, José María Pascual, su hermana María del Carmen y su novia, María del Carmen Garoña. El vehículo «iba a muy poca velocidad, como lo prueba el hecho de marchar el motor en segunda. La peligrosa curva del puente, casi en ángulo recto, no permite desarrollar velocidad alguna. (...) El señor Odriozola viró despacio y, por lo que parece, el coche 'se fue', no suponiendo ninguna defensa lo que hacía de barandilla».
Al caer el coche, parece que se abrió una portezuela por la que salieron dos de los hombres. Al conductor «se le extrajo con vida por segundos». Las tres mujeres no tuvieron igual suerte.
DV. Mikel G. Gurpegui 26-11-2011 (La fotografía pertenece a otra caída al río anterior, en 1921)
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