Entrevista al esquiador loiolatarra Jon Santacana, publicada ayer en NOticias de Gipuzkoa.
NESTOR RODRIGUEZ RUBEN PLAZA - 14-01-2018
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“No cierro la puerta a seguir cuatro años más después de Pyeongchang, pero será muy complicado”
El exitoso esquiador deficiente visual guipuzcoano -con ocho medallas paralímpicas en su currículum entre Salt Lake City 2002 y Sochi 2014, además de numerosos éxitos en Mundiales y Copas del Mundo- apura su preparación de cara a los Juegos Paralímpicos de Pyeongchang (ha hecho dos podios en la Copa del Mundo de esta semana en Eslovenia) y apunta a ser uno de los principales protagonistas deportivos de 2018. No en vano, la de Pyeongchang puede ser su última aparición en un evento deportivo de máximo nivel. Menos de dos meses antes de estrenarse en la localidad surcoreana -donde estará de nuevo acompañado por su guía, el aragonés Miguel Galindo, quien afronta sus cuartos Juegos-, habla de sus anteriores experiencias paralímpicas y de la exigencia para mantenerse en la elite de su deporte.
Se encuentra ya en la recta final de la su preparación de cara a los Juegos Paralímpicos.
-Sí, el 28 de febrero nos vamos ya para Pyeongchang. La villa abre el día 3 de marzo, pero pedimos al comité ir unos días antes porque hay bastante desfase horario y queremos ir antes para aclimatarnos. La primera prueba es el descenso el día 10 y antes hay tres días previos de entrenamientos, así que sí, estamos ya en la recta final de la preparación.
¿Se podría decir que la puesta a punto hasta ahora ha ido bien?
-Bueno, hemos hecho una pretemporada en cuanto a días un poco más escasa por temas presupuestarios, aunque parezca mentira por ser año olímpico. Hemos hecho concentraciones un poco más cortas, de una semana de duración como mucho, y empezamos a mediados de agosto. Íbamos a comenzar en julio, pero en los glaciares de Saas- Fee (Suiza), que es donde solemos hacer los entrenamientos, la nieve no estaba bien porque llovió bastante. Así que tuvimos que retrasar el inicio un mes. Pero bueno, es lo que hemos hecho, ya no se puede cambiar.
Ha hecho también varias competiciones de Copa de Europa y Copa del Mundo.
-En la Copa del Mundo de Austria a finales de diciembre vimos que el nivel es alto, algo que ya esperábamos, la verdad. No estamos mal, pero vamos a necesitar esta última fase de preparación. Al final nuestro gran objetivo son los Juegos Paralímpicos, el resto de competiciones las hacemos mirando a los Juegos. Este punto de forma óptimo lo hemos solido coger en la recta final de la temporada, esperamos conseguirlo también este año.
¿Qué va a hacer durante estas próximas semanas?
-Después de Kranjska Gora (Eslovenia), nos vamos a otra prueba de la Copa del Mundo en Veysonnaz esta próxima semana. Luego haremos un bloque de entrenamientos y en febrero vamos a Kimberly (Canadá), a las finales de la Copa del Mundo. Luego haremos otro bloque de entrenamientos y ya a Corea del Sur. No hay tanto tiempo.
Tiene una relación intensa con los Juegos Paralímpicos. Le han dado muchas alegrías, pero también algunos sinsabores porque dos de ellos, especialmente los de Turín 2006, los afrontó mermado por lesiones graves.
-Es una relación de amor, desde luego. Es un evento único, que es cada cuatro años. Para nosotros en el deporte paralímpico la diferencia entre un evento así y los demás es aún más acentuada. Me encanta, pero he tenido la mala suerte de que dos veces he llegado muy justo por lesiones importantes. Espero haber aprendido la lección, estamos intentando cuidarnos bastante. Hay que medir entre el riesgo y la seguridad, aunque luego puedes tener mala suerte por un accidente o cualquier problema. Ahora mismo tengo una lesión crónica que arrastro desde hace dos años en la espalda. He pasado una pretemporada muy buena, me ha aguantado bien, aunque a finales de diciembre me molestó un poco. Estamos intentando cuidar todos los detalles para llegar bien.
La primera experiencia fue en Salt Lake City, en 2002. Allí logró un oro y dos bronces.
-Queda un poco lejos, ¿eh? Fue muy bonito, me impactó por todo lo que mueven unos Juegos a nivel de organización y expectación. Es que es un momento único. Copa del Mundo tenemos cada año, pero unos Juegos solo cada cuatro.
En 2006, en Turín, compitió dos meses después de romperse la tibia y el peroné. Fue una decisión arriesgada. ¿Cómo lo ve ahora tantos años después?
-Era una lesión muy grave. Lo veo como una locura, también aprendes de estas cosas. Hay unos límites que puedes intentar cambiar, pero esto me hizo entrenar los cuatro años siguientes con dolor en la pierna. Fue duro. Ahora no lo repetiría. Lo de Turín fue una burrada.
Cuatro años después, los Juegos de Vancouver fueron un éxito, ya que sumó un oro y dos platas.
-En 2010 llegamos en uno de nuestros mejores momentos de forma, de esquí y de confianza. Lo recuerdo como un buen momento, estábamos bien y lo disfrutamos mucho.
A Sochi, en 2014, llegó seis meses después de romperse el tendón de Aquiles. Pese a eso, ganó una medalla de oro y otra de plata.
-Estábamos muy justos, la recuperación fue bastante bien de plazos, pero claro, todo ese invierno había estado sin competir y sin entrenar fuerte. Todos los esfuerzos estaban centrados en recuperarme de la rotura. Quince días antes empezamos la preparación en la nieve. Hicimos lo que hicimos donde podíamos, en descenso (oro), que no exige tanto a nivel físico. Y luego notamos mucho que faltaba ritmo en gigante, supergigante, slalom... que son las más exigentes a nivel físico. Conseguimos algo que ni nosotros esperábamos seis meses antes.
Tiene 37 años. ¿Siente que está antes sus últimos Juegos?
-Yo creo que la puerta nunca se cierra, porque siempre hay esa ilusión, pero es difícil. Ya son muchos años los que llevo compitiendo, por un lado estoy cansado. Tengo 37 años y no sientes el cuerpo como cuando tenías 25. Ahora tenemos que medir más los entrenamientos de físico, los viajes, los objetivos... todo tiene que estar más controlado. Y luego siempre estamos con condicionantes presupuestarios. Llevamos un ciclo muy complicado.
Cuando dice complicado entiendo que se refiere a escasez de dinero. ¿Se escatima en ustedes?
-El dinero es el que hay y es un condicionante importante en un deporte tan complejo como el esquí alpino. Necesitas logística, muchos días de entrenamiento fuera... es un deporte muy caro, eso es así. Necesitamos presupuestos importantes y no siempre los tenemos. Ahora mismo subsistimos por las becas, pero para tener una beca que te permita mantenerte con dedicación completa tienes que estar entre los tres mejores del mundo, lo que hace que cada año estés con el agua al cuello, porque como no la saques... si no tienes un soporte económico mínimo, no puedes estar al nivel exigido. Son cosas que a priori hacen difícil pensar en otro ciclo, aunque si nos va bien en los Juegos igual aguantamos algún año más hasta el siguiente Mundial, por ejemplo, porque es lo que nos gusta hacer. Pero cuatro años más... no es un no, pero es muy complicado.
Han encontrado algún patrocinador privado.
-Esta posibilidad surgió a raíz de Sochi. Después de esos Juegos teníamos Mundial y teníamos que hacer podio para lograr la beca, pero estuvimos ocho meses sin poder ir a la nieve. Así que vimos que o nos movíamos para tener recursos propios y poder completar así lo que nos daban el Comité Paralímpico y la Federación de Deportes de Invierno, o era imposible mantener el nivel. Así que empezamos a movernos con nuestros contactos y fuimos fidelizando a algunos patrocinadores que han querido apoyarnos en este ciclo. Y con eso hemos podido contar con un preparador físico, con unos viajes extra y con la posibilidad de hacer más competiciones de las que el presupuesto de la Federación nos permitía. No digo que el presupuesto sea poco, es el que es. Pero no es suficiente para estar al máximo nivel en esquí alpino.
Es que estamos hablando de que su gran objetivo es estar en el podio olímpico.
-Sí, sí. Y no es un objetivo fácil. Para estar ahí tienes que hacer unas pretemporadas muy completas. Empezamos a entrenar en julio con concentraciones en los Alpes, debemos tener una preparación física continua, necesitamos un entrenador, un skiman o técnico de los esquís, que es una labor súper importante, porque te juegas mucho ahí. Todo esto implica dinero.
Después de estos Juegos, ¿tiene planes de futuro?
-Ya en 2008 decidí centrarme en el esquí y dejar un poco de lado los estudios. Con la vida que llevamos de viaje y tanto tiempo fuera de casa es difícil compaginar. ¿Qué pasará cuando deje la competición? Sinceramente, no lo tengo atado aún. Cuando llegue, lo afrontaré como he hecho con todos los retos de mi vida. Estudiar, temas de conferencias o de coaching que está moviendo el Comité Paralímpico... hay alternativas. No podía estar al 80% en una cosa y al 20% en otra. El esquí exige mucho por estar tanto tiempo fuera de casa. No es ese concepto de esquí como hobby. Cada año nos pegamos 70 días de julio a octubre entrenando fuera de casa, aparte de las competiciones.
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