Los usuarios del servicio Punto de Encuentro de la ONG
Berpiztu acudirán el próximo miércoles por última vez al local de la
calle Sierra Aralar número 64 a recoger la ayuda alimentaria. Los
miembros de esta asociación se han visto obligados a suspender con gran
pesar y preocupación esta asistencia social ante la insuficiencia de
ingresos económicos. El consistorio donostiarra redujo a la mitad el
importe de la subvención del año 2011 y prevé disminuir un 10% más la
cantidad prevista para este ejercicio. En esta situación, los
responsables de Berpiztu ven inviable la continuidad de este proyecto
que atiende mensualmente a más de 700 personas.
«Después de llegar a duras penas a final de año y en
previsión de que la situación de las subvenciones no va a mejorar, si no
que van a seguir siendo recortadas, tal y como nos han comentado
responsables municipales en varias reuniones que hemos mantenido
recientemente, no vemos otra alternativa que cerrar este servicio». A
principios de 2011, el Ayuntamiento suspendió el acuerdo de colaboración
entre los servicios sociales municipales y esta asociación para llevar
adelante este proyecto, lo que mermó a la mitad el apoyo económico.
«Actualmente, tenemos muchas dificultades para mantener
nuestra labor, sobre todo, para pagar el alquiler y los gastos de
gasolina originados por el traslado de los alimentos desde los almacenes
y puntos de recogida a este local. Somos conscientes de que dejamos sin
atención y alimentación a 494 personas y 231 menores a los que nos
vemos en la imposibilidad de atender también desde otros puntos de
reparto como el de Altza, debido a la saturación y gran demanda del
servicio. Nos genera mucha impotencia. No cerramos, porque se hayan
cubierto las necesidades, sino por falta de recursos. Además, todo
sucede en esta época mayor crisis y carencias», explica Ángel González,
coordinador del Punto de Referencia Berpiztu en Loiola.
El proyecto Punto de Referencia abarca, además del
reparto de alimentos, un servicio de información, orientación y
acompañamiento a ciudadanos y familias que se encuentran en un contexto
de exclusión y vulnerabilidad social con el fin de ayudarles a superar
estas circunstancias. «Estudiamos cada caso y, según sus necesidades,
les asesoramos sobre los recursos, ayudas y servicios a los que pueden
acceder. Habitualmente, les derivamos a otras instituciones como
servicios sociales municipales, Diputación o Cáritas, entre otros»,
añade
Local Loiola
Berpiztu surgió hace más de dos décadas en el barrio de
Altza para ayudar a las personas necesitadas y en riesgo exclusión
social. A finales de 2010 abrió el local de Loiola con el objetivo de
cubrir las necesidades de los vecinos del lado oeste de la ciudad junto a
la margen izquierda del río Urumea (Loiola, Amara, Antiguo.)
completando, de este modo, los servicios de reparto de alimentos y
asesoramiento existentes en Altza y Lasarte. «Comenzamos atendiendo a
unas 20 ó 30 familias, pero hemos llegado en este último mes a superar
la centena. De hecho, el reparto a una misma persona era en un principio
semanal y lo tuvimos que posponer quincenalmente para que cada semana
pudieran venir usuarios diferentes. Hemos contabilizado en cada día de
reparto un media de 11 familias nuevas, por lo general, en situación de
desempleo y compuestas por 3-4 miembros. En función de las
circunstancias de cada usuario, les facilitamos alimentos frescos
(yogures, verduras, frutas.) y no perecederos (pasta, galletas,
azúcar.). Los primeros recogidos del Banco de Alimentos de Gipuzkoa y
grandes superficies, mientras que los segundo del Plan de Ayuda de la
Unión Europea suministrados cuatrimestralmente. Ahora, resulta
complicado decirles a estas personas que no les podemos ayudar. Algunas
parroquias disponen de servicio de reparto de alimentos, pero se trata
de productos no perecederos que llegan una vez cada 4 meses», comenta.
Yolanda Sánchez - DV - 24-03-2012
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