lunes, 20 de mayo de 2013

LOS ÚLTIMOS VECINOS DE PADRE ABARZUZA


LOS ÚLTIMOS VECINOS DE PADRE ABARZUZA
Buzones sin cartas, papeleras sin papeles, tenderetes sin ropa y viviendas sin vecinos. Padre Abarzuza en Txomin Enea es hoy una colonia fantasma en la ribera del Urumea. Solo el canto de los pájaros rompe el silencio de esta urbanización que tantas penurias ha tenido que sufrir cada vez que las aguas del Urumea se han desbordado. El musgo y las humedades que ensucian las fachadas dan fe de que el agua ha llegado muy arriba. En la última crecida, en noviembre de 2011, los vecinos de los pisos más bajos debieron ser rescatados en zodiac. Y hoy, por no se sabe muy bien qué razón, el único vehículo estacionado en la calle interna de esta colonia lleva enganchado el remolque vacío de una embarcación náutica. Nada queda. Solo recuerdos.
Los vecinos, por fin, han sido realojados en las viviendas que el Gobierno Vasco puso a disposición del Ayuntamiento en Morlans, en los que pagan una media de 75 euros al mes por gastos de comunidad, hasta que se construyan los nuevos inmuebles en una zona muy próxima, junto a Arteleku, en el futuro paseo fluvial. Las viviendas de padre Abarzuza esperan a ser derribadas. El Consistorio lo hará de forma inminente. Podría ser en menos de un mes. Puertas y ventanas de los primeros pisos han sido tapiadas hasta entonces para evitar la entrada de intrusos, como ya ocurrió días atrás. 

Nadie más accederá al interior de los portales Donosti Eder, San Francisco... El último vecino entregó esta semana las llaves de su vivienda al Ayuntamiento a la espera de un futuro mejor, o por lo menos, con la tranquilidad de saber que ya nunca más tendrá que salir de casa obligado cada vez que llueve con intensidad.

Intervención artística con fecha de caducidad 

Ese futuro es el que trata de representar el artista Gabriel Coca 'Gabes'. Ha decidido pintar con sus sprays cada una de las puertas tapiadas de padre Abarzuza, a sabiendas de que, como dice, su «intervención artística dentro del espacio urbano» tiene fecha de caducidad.
Los colores vivos que utiliza contrastan con el gris de estos inmuebles de tres plantas construidos hace más de cincuenta años. 'Gabes', ajeno al día en el que sus pinturas quedarán enterradas entre escombros, invita a abrir de nuevo las puertas con amarillos, rojos, naranjas y azules. «A los vecinos les gusta y eso me llena», dice.
Uno de esos vecinos, Cristóbal León, pasea con la mirada pérdida entre los cuatro bloques de viviendas que forman padre Abarzuza y que un día se construyeron a iniciativa de este religioso del barrio, que veía cómo la gente que llegaba a Txomin necesitaba una vivienda. Contó con la colaboración de muchos de ellos.

«Tristeza» entre los vecinos

A Cristóbal no hace falta preguntarle qué le trae por aquí. «Tristeza y muchos recuerdos», asegura. Señala la vivienda en la que hasta hace nada residía su madre. «Ni sé cómo han aguantado de pie estas casas -advierte-. Cualquier otra se podía haber hundido. Por suerte no ha habido que lamentar ninguna desgracia».
El nuevo Txomin está en el horno. Al menos una fase. Otra cosa distinta es que se complete el proyecto urbanístico con más de mil nuevas viviendas que estaba previsto hace años. Será complicado que se haga a corto-medio plazo porque la crisis económica no perdona. A grandes rasgos, el gobierno municipal prevé derribar padre Abarzuza, elevar la cota del barrio para dejarlo a salvo de las crecidas del Urumea y construir las 106 nuevas edificaciones junto a la cárcel y el futuro parque fluvial.
A partir de ahí, los siguientes pasos dependerán de los acuerdos que se puedan alcanzar con el Gobierno Vasco y del interés que las promotoras constructoras muestren en construir vivienda en la actual situación económica e inmobiliaria. 

«Ver y creer», advierte un vecino del barrio que toma un vino en un bar próximo a padre Abarzuza. «Hace treinta años ya decían que iban a derribar los edificios...», añade en un nuevo ejemplo del escepticismo que llevan en el ADN estos vecinos. No hay marcha atrás. La maquinaría pesada espera a entrar en Txomin.
Álvaro Vicente - DV - 07-05-2013

No hay comentarios:

Publicar un comentario